El vino y el queso han compartido mesa durante siglos. No se trata solo de una costumbre, sino de una afinidad natural entre sabores, texturas y aromas que se complementan de forma armoniosa. Cuando se combinan adecuadamente, cada bocado y cada sorbo se realzan mutuamente, dando lugar a una experiencia gastronómica memorable.

Este tipo de maridaje permite tanto la exploración de nuevas sensaciones como el perfeccionamiento de los clásicos. No existe una única regla, pero sí principios básicos que le pueden guiar para encontrar combinaciones equilibradas y placenteras. El objetivo es que ni el queso opaque al vino, ni el vino domine al queso.

Vinos blancos: los grandes aliados de quesos suaves y frescos

Los quesos frescos o de pasta blanda, como el Brie, el Camembert, el queso de cabra o incluso quesos costarricenses artesanales, encuentran en los vinos blancos una compañía ideal. La acidez del vino actúa como un contraste refrescante frente a la untuosidad del queso, generando un equilibrio muy agradable.

Un Sauvignon Blanc, con sus notas herbales y cítricas, combina muy bien con queso de cabra. Un Chardonnay joven, sin paso por barrica, se adapta perfectamente a quesos cremosos de textura ligera. En el caso de quesos más florales o ligeramente salinos, un vino blanco con notas frutales puede suavizar y elevar el sabor del conjunto.

En South Wein ofrecemos varias etiquetas blancas provenientes de regiones como España, Italia o Argentina que funcionan muy bien para maridajes frescos y ligeros, tanto para encuentros informales como para cenas más cuidadas.

Vinos tintos: estructura y cuerpo para quesos curados

Los quesos curados, de pasta dura o envejecidos, requieren vinos con mayor estructura y taninos marcados. Un queso manchego, por ejemplo, combina a la perfección con un Tempranillo o un Syrah. La intensidad del queso y la complejidad del vino se potencian sin sobrecargarse.

Para quesos azules, como el Roquefort o el Cabrales, un vino dulce natural o fortificado puede equilibrar la salinidad. Un buen Porto o un vino tinto con notas frutales maduras puede crear un contraste interesante y agradable al paladar.

Los quesos ahumados, por su parte, maridan bien con tintos jóvenes y con vinos con ligera crianza, que aportan estructura sin opacar el sabor intenso del queso.

En South Wein encontrará una amplia selección de vinos tintos de distintas regiones vinícolas del mundo, especialmente elegidos para quienes desean experimentar con maridajes sólidos y sofisticados.

Sugerencias para lograr un maridaje exitoso

Más allá de las recomendaciones clásicas, hay algunas consideraciones que pueden ayudarle a tomar una buena decisión:

  • Busque equilibrio: Un vino demasiado fuerte puede sobrepasar a un queso suave, y un queso intenso puede opacar un vino ligero.
  • Preste atención a la textura: Los quesos más cremosos van bien con vinos con buena acidez. Los quesos más secos o granulados combinan mejor con vinos con cuerpo.
  • No tema contrastar: Las combinaciones opuestas, como queso salado con vino dulce, pueden dar resultados sorprendentes y muy placenteros.

Maridar vino y queso es una invitación a disfrutar sin prisas. Es una excusa para compartir, experimentar y crear una atmósfera distinta en torno a la mesa. Si busca el vino adecuado para su próxima tabla de quesos, en South Wein le ofrecemos opciones seleccionadas y asesoría personalizada para ayudarle a lograr el maridaje perfecto.

La mejor combinación no siempre está escrita: a veces nace en su copa y su paladar.

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